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Vino y domingo

Habla tú que puedes
en sensaciones similares,
esa boca que dejas ir
cuando tenemos días de cenizas
centinelas del olvido

una cabeza y dos personas que recuerdan un domingo
cuando el adiós es eminente porque a ella se la llevan las estrellas

pero nuestros árboles de hierro nos atraen
la negra noche nos jala
Lima, una ciuda como nuestros días en el parque
las noches en que fuiste luna meditabunda

siempre estaremos próximos al mar de las personas que hemos comprendido
al verde que se queda como alga por sobre el cuerpo y los nombres que llevan la letra hacia la cual, no quiero voltear

es incierto el recuerdo de nuestros días entre abrazos y cañones de silencio
el fantasma hacia el cual me arraigo, no sabe de mí, no entiende de mí

mi silencio será su costumbre,
mi adiós, su perdición
o quizá el momento de nuestra paz.

Erika Almenara y Julio Ubillus, un domingo cualquiera...

Erika Almenara, 29.4.07 17:40

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Repaso en fin de semana

I want to be drunk and make you drunk cause I´m intimidated by you and I need to feel free to say anything and know that you´ll forgive me. I want to tell you things so you won´t stumble through life.

June Mansfield Miller one of those nights.

Erika Almenara, 08:03

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Jose Watanabe (1946-2007)



De la poesía

El niño entró en la sombra de su árbol de extramuros
donde dejaba diariamente sus quehaceres de intestino.
Y si otro niño en árbol vecino se acuclillaba
y se aliviaba
brotaba entre ambos
la honrosa complicidad en la depuración
del buen animal.

Esta vez, sin embargo,
una visión suspende al niño, lo fija
con estupor
bajo su árbol:
En medio de una anterior limpieza
crecía
Y lo estremeció la imaginación del viaje
de la pequeña menestra
a lo largo de su cuerpo, su recorrido indemne,
incontaminado
y defendiendo
en su íntimo y delicado centro
el embrión vivo.
Y en la memoria del niño,
con difícil contento,
comenzó a elevarse para siempre
la planta mínima, tu principio, tu verde banderita,
poesía.

Erika Almenara, 26.4.07 08:28

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Continuidad

Siempre acabas siendo una música
cuando, este alígero sentimiento,
ésto, que crece porque sí
inicia el viaje de la sangre

el incendio ha permanecido, ligero y feroz
incluso, en aquellos momentos en los que a una se le agolpa la vida
entonces, pienso en saquearnos y robarnos mutuamente

vahos, humos imposibles

ahora que
la noche se ha derramado,
en un brindis mudo y cerebral te nombro

no hay que preguntarse
¿cómo no fue que fue?
una ola muere en la orilla
y tú,
tú siempre acabas siendo una música.

Erika Almenara, 19.4.07 14:38

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De paso

Drástica,
la luna llena es una cámara

lenta,
registra movimientos de una despedida

entonces
mi mano ladeada sobre tu dedo inclinado
¿un solo dedo?

somos baile detenido
aves presas pero iluminadas
–los picos no se encuentran–
simulacros de sensatez,
rebeldía pura
hacia nuestros propios cuerpos
tercos y adoloridos.

Erika Almenara, 10.4.07 07:35

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Poesía inconclusa

Pinto frases
armo un vestido
calzo zapatos
y no habrá fiesta

fundo el susurro en mi almohada
lamo tus carnes,
siempre,
desde el sueño

cultivo un jardín
dejo morir,
pronto,
vegetales, pajarillos y cienpiés

tejo una chompa
que alguien más
y desde el otro costado,
desteje.

Erika Almenara, 07:28

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Mientras miraba el mar del sur

Así
mis pasos coquetean
con una espuma densa
escandalosa
casi una fiesta

me alejo y acerco
lame mis pies
como a la misma orilla

la tiento
corro y huyo
¿después qué?
presumo

camino
giro
busco

la espuma jamás me alcanza,
capaz porque yo no la dejo.

Erika Almenara, 07:17

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Silueta

Para comenzar, una copa rosada y un fondo de luces difusas sobre las cuales teñir tu nombre. Un estribillo conocido que inicia la noche.
Antesalas de lo inexplicable, y me digo, es el sentir. Entonces caigo. Caigo, giro y busco; pregunto.
Tiento al conjuro, lo deshago, lo armo nuevamente y el ambiente se torna poético.
Ronroneos en voz baja, sutiles alabanzas como ala de pájaro sobre el cuerpo.
Insensatez prematura que transforma lo bello uncida en las trece letras de ciertos nombres inseparables, juguetones, cobardes. Siempre cobardes.
Canto travieso que se emula en noche de luna llena para llamar a lo que ya no escucha, pero que tintinea.
Irreverencia condenada que se entrega por etapas y en distintas temporadas. Gota de gotera sobre una madera sin brillo, pues ése, solo el de los ojos.
Así, una hora es una hora y uno más uno, dos.

Erika Almenara, 4.4.07 07:50

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Simple silencio

Me gustaba mirar tu nombre, llenando pequeños espacios de la hoja en blanco. Siete letras que deshojar como se hace con una flor, amarilla. Ese era tu color. Recorría las calles de San Isidro, de Miraflores, de cualquier parte como buscando tu rostro en las avenidas y de vez en cuando, escuchaba a algún cobrador vociferar tu nombre, llamándote Santa.

Han golpeado vientos nuevos y antiguos. Uno tras otro los fui descartando pero el tuyo siempre regresa. Eres como una delicada línea desde donde me paro a mirar la vida: la de antes y la de ahora, la derecha y la izquierda, la correcta y la incorrecta.

Punto intermedio, entre el más y el menos donde todo ha sido aquel silencio simple en el que solo tus ojos de un verde pálido inquietante, brillantes como afiebrados, han sido ruido. Ahí donde puedo, en cualquier momento, una de estas noches, volverme a inflamar con el mismo ardor y las mismas frases delirantes.

Erika Almenara, 3.4.07 15:00

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