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Y así el viaje desde la altura a un bendecido descenso cuando me vuevlo marrón, cuando te vuelves negro y setenta soldados marchan a nuestro abrigo.

Erika Almenara, 27.3.06 06:48

2 comentarios

2 comentarios

at 10:48 a. m. Blogger samitobrus dijo...

Echaba de menos repetir tres veces el poema que escribías. Por si algo se me quedó en el aire, lo vuelvo a leer. Gracias por esos golpes en el estómago, cariñosos.

 
at 5:45 a. m. Blogger Reaño dijo...

entonces embozo el rostro... entonces el enemigo lanza el primer dardo. Sigo, colina abajo.

 

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