PMQS
Una puerta negra y en medio un triángulo. Un sueño compacto decomienzos inocentes. Ahí estabas, sosegada y distinta.
¿Es a mí, me pregunté?
Y cuando tus dedos resolvieron el destino del aire, supe que era a mí a quien observabas.
Desde ese instante no me despegué de ti.
Estuvieras o no,
no me despegué de ti.
Tus viajes, los feriados, nuestro insomnio,
todo y nada importaba porque aquella noche
tú y yo formamos un yugo,
formamos un yugo y no me despegué de ti ya nunca.
Erika Almenara, 30.1.06 15:27