LGIB

10 de julio de 2007

A un mes de mi partida, dejo concesiones y cuento varias despedidas que duelen más para ser menos. A treinta días de largarme me pesa el mal amor y las vanas elecciones; la necia paciencia de buscar en bolsas llenas de agujeros, de lanzar redes en mares muertos... esa absurda terquedad de Little Girl in Blue por atarse a causas perdidas. Torpe, mujer torpe que pone en vitrina todos sus recursos y afectos para el comprador que viene sin dinero, sin ganas, siquiera, de comprar un pequeño objeto, un pedazo de felicidad. Necesito ojos nuevos con los cuales cristalizar a mis personas, escribir originales listas, elegir inteligentes direcciones. A 720 horas de tomar ese avión, cierro la cortina en mi casa de muñecas, postergo plumones y cartulinas, lanzo al basurero los jirones de una esencia difusa que perdió su nombre.

Erika Almenara, 10.7.07 07:18

2 comentarios

2 comentarios

at 12:10 p. m. Blogger - dijo...

Si son verdades las líneas del poema, puedo agregar y reafirmar yo…
Lo jodido que es tener a rostros de individuos azules entre las manos, y verlos escaparse una y otra vez como el agua, gota a gota, con la incapacidad en el cuerpo, en las extremidades, con la seguridad de que es mentira que tenemos brazos. En otros casos, o en todos creo, se tiene seres grises que caminan por la espalda, no se sabe porqué, ni cómo, ni cuando se subieron, pero han de estar construyendo una mina allí, hacen tantos huecos, que perforan el alma; y esta aún con huecos no puede escapar. Torpe, es cierto, hemos de ser torpes, las que llevamos la insignia de los abismos como flor hechicera en el pecho, la bandera que es un retazo de tela percudida con lunares que habitan un desierto gris. Uno quiere largase, pero a veces a los pies les salen raíces, y nos convertimos en fetos de este mundo, unidos a el por un cordón umbilical, que yo, aún no se como cortarlo. Quisiera atravesar las autopistas dejando que los buses atraviesen mi cuerpo, y así todos de una vez noten que la combustión y el ruido de está ciudad en si son los gritos comprimidos en mi garganta. Cómo puedo pedir que alguien venga a mi morada, si la placa de mi casa no lleva mi nombre, y la etiqueta de mi cuaderno no menciona ni mi apellido, cómo puedo pedir que alguien venga a mi, si ya he perdido la cuenta y la razón de todo, de quienes somos, de dónde estamos. Da miedo el respirar en el fondo da miedo, de deshojar la margarita sabiendo ya antes de tocarla, su inverso final. Un beso pequeña niña azul… qué lindo escrito me hiciste leer hoy. M.

 
at 1:10 p. m. Blogger El Doc dijo...

La vida fluye, pequeña niña azul. Hoy cierras una cortina por estos lares; mañana, serán otros los paisajes y posiblemente, otros también los ojos, la conciencia de lo que hay más allá.

Partes en un viaje hacia lo desconocido con tu maleta de recuerdos y el corazón saltando en el pecho. Partes hacia el otro lado, hacia la frontera desconocida por tus mapas y tus miedos.

Sin embargo, sólo Ícaro pudo saber la belleza del sol al volar hacia el cielo, aunque los demás dijeran que estaba loco.

Vuela hacia el sol, querida.

 

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