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La felicidad de ha traducido en el instante en que mis ojos se abren para mirarte y encuentran a los tuyos esperando. Y es que fue como si supiéramos, como si siempre lo hubiésemos sabido. Faltaba el momento, la ocasión. Las cartas estaban echadas. Era sólo cuestión de tiempo.

Erika Almenara, 5.2.06 08:21

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