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Never more

¿Qué puede ser peor que el silencio muerto de la noche, sin cuculí que me arrulle ni canción que me derribe? La noche, ese portal entre la perversa y la otra, donde me enfrento con la cicatriz que clama por nuevas e inadecuadas burlas, el derroche insensato de palabras derramadas en el aire.

Me resisto y sufro, crezco. Una noche de insomnio es igual al nacimiento de una nueva porción sana, limpieza interna después del terror. Combato contra antiguas presencias y voces que dicen mi nombre y me invitan al deterioro de la carne. Lo rácano del pasado y mis ojos de búho posados en las cortinas de la ventana. La calle está vacía y las únicas pisadas que siento son aquellas que aplastan mi ser. ¿Rezarle a la madre, a Zoroastro o a los amigos? El futuro deseado y lo que ya ha sido limpiado marcan mi pauta. Hoy, otra nueva noche.

Erika Almenara, 19.3.07 11:22

1 comentarios

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at 10:33 a. m. Blogger Oscar Pita Grandi dijo...

No sé si alguna vez te conté que durante mis alucinados anocheceres veinteañeros, en que mi casa solo era un pretexto para dejarla y vivir en los amigos y en los parques, pensaba que la noche, mi noche, era un profundo abismo inverso.

 

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