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Jose Watanabe (1946-2007)



De la poesía

El niño entró en la sombra de su árbol de extramuros
donde dejaba diariamente sus quehaceres de intestino.
Y si otro niño en árbol vecino se acuclillaba
y se aliviaba
brotaba entre ambos
la honrosa complicidad en la depuración
del buen animal.

Esta vez, sin embargo,
una visión suspende al niño, lo fija
con estupor
bajo su árbol:
En medio de una anterior limpieza
crecía
Y lo estremeció la imaginación del viaje
de la pequeña menestra
a lo largo de su cuerpo, su recorrido indemne,
incontaminado
y defendiendo
en su íntimo y delicado centro
el embrión vivo.
Y en la memoria del niño,
con difícil contento,
comenzó a elevarse para siempre
la planta mínima, tu principio, tu verde banderita,
poesía.

Erika Almenara, 26.4.07 08:28

1 comentarios

1 comentarios

at 8:52 p. m. Blogger La comunicación imposible dijo...

Hermoso. Realmente bueno.

Esa es la "banderita" que apreciaba José en la poesía.

Mucho dolor compartido. Tanto que no hay cuerpo para sufrirlo con exacta dimensión.

Descansa en paz.

 

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