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El Viaje

Después de casi cinco años regreso al mundo de la traducción. He redescubierto la pasión que me conduce cuando hago de la escritura, música; la pasión que me posee cuando viajo al mundo del lenguaje y hago con él todo: lo poseo, lo destruyo, lo pierdo y lo recupero de nuevo pero cuando ya es distinto, cuando yo y él ya somos otros. Yo le hago el amor al lenguaje cuando traduzco.

Traducir es crear, es dejar que los dedos y la mente se vuelvan una y que en un acto, algo se transforme para volverse a crear. Y es que pienso en todo lo que sucede en el acto de traducir: se es otro, se va y se viene para luego regresar. Es un viaje que se inicia con el reconocimiento de lo que es distinto, de lo que es ajeno, de lo que se sabe, se transformará a merced de nuestras manos, de nuestros dedos regalándole otra identidad. Los traductores somos también escultores.

Parece que aquel primer acercamiento que tuve cuando niña a un diccionario que me mostró que existían otras gentes de lengua distinta, me ha traído hasta este ahora donde reconozco el amor que siento por esta amable actividad que hace que dos que no se entienden, lo hagan.

Erika Almenara, 17.1.06 07:18

2 comentarios

2 comentarios

at 8:48 p. m. Blogger PELO-PON-ESO dijo...

el otro día hablé con un amigo japones (con señas, claro)sobre la idea de inventar un nuevo idioma en vista de que no nos entendíamos ni un car...
y así lo hicimos. Salió algo muy divertido.
!felicitaciones por tu retorno a la traducción!
Joan

 
at 3:31 p. m. Blogger Roberto dijo...

"Traducir es crear, es dejar que los dedos y la mente se vuelvan una y que en un acto, algo se transforme para volverse a crear."

un poco como el libro las poéticas de la traducción. al final el nuevo libro también es un original, y quizá aún más rico que el primero.

 

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